Vania de la Fuente-Núñez ha dirigido la Campaña Mundial Contra el Edadismo de la OMS y es coautora principal del Informe Mundial de la ONU sobre el Edadismo. Después de estudiarlo, recomienda tres estrategias al alcance de cualquier país para frenar una tendencia que es “algo más que discriminación por edad”.
-¿Qué le llevó a dirigir la Campaña Mundial contra el Edadismo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a ser coautora principal del primer Informe Mundial de Naciones Unidas sobre el Edadismo?
Ha sido una confluencia de dos factores: mi compromiso por mejorar la vida de las personas mayores y el compromiso de los países por avanzar la agenda contra el edadismo.
La Campaña Mundial contra el Edadismo nació en el año 2016 por petición de los 194 Estados Miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los países empezaron a ser conscientes de que sería imposible avanzar políticas y programas para las personas mayores sin antes abordar el edadismo. Lógicamente, si partimos de prejuicios y estereotipos, los programas o las respuestas que daremos a diferentes desafíos y oportunidades estarán inevitablemente sesgados y serán por tanto inadecuados. Los países reafirmaron su compromiso de abordar el edadismo en la Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030) de las Naciones Unidas.
Para mí ha sido un verdadero privilegio y también una gran responsabilidad liderar la Campaña Mundial contra el Edadismo y con ello abogar por la justicia, la igualdad y la dignidad de todas las personas, independientemente de su edad. Esta ha sido una labor desafiante ya que al inicio de la campaña no existía una base científica sólida en este campo y la conciencia social del edadismo como problema era inexistente en la mayor parte de países, incluido España. Ahora, gracias al lanzamiento del Informe Mundial sobre el Edadismo, podremos avanzar sin ir a ciegas sabiendo que los pasos que demos estarán basados en la mejor evidencia. Por otro lado, el trabajo de sensibilización y formación tan exhaustivo realizado está dando sus frutos, tal y como se refleja en la creciente visibilidad e incipiente abordaje de este problema en diferentes gobiernos, los medios de comunicación, las empresas, la sociedad civil, y la población en general.
Mi pasión y compromiso por crear un mundo para todas las edades sigue siendo una parte integral y un motor en mi rol actual como consultora independiente en envejecimiento saludable. De hecho, fue precisamente este compromiso el que me empujó a dejar mi puesto como funcionaria internacional en la Organización Mundial de la Salud. Ahora que tenemos la evidencia, tenemos que transformarla en acción; hacerla realidad y generar cambios a nivel local. Mi rol actual me permite impulsar este cambio al poder trabajar con todos los sectores de la sociedad y con ello tener un impacto en la vida de millones de personas mayores.
-¿Qué es el edadismo exactamente?
El edadismo se refiere a nuestra forma de pensar (estereotipos), sentir (prejuicios) y actuar (discriminación) hacia otras personas o hacia nosotros mismos en función de la edad. El edadismo nos afecta a lo largo de la vida, pero principalmente cuando somos más jóvenes y luego mayores, teniendo un impacto muy negativo en la salud y el bienestar en la vejez.
Aprovecho también para puntualizar que el edadismo es más que la discriminación por edad y por ello no debemos utilizar estos términos como equivalentes ya que de hacerlo estaremos omitiendo dos dimensiones igual de importantes: prejuicios y estereotipos. Para acabar con el edadismo debemos abordar todas sus facetas.
-¿Es un término de consenso en todo el mundo, en todas las sociedades?
Si bien el edadismo existe en todo el mundo, afectando a millones de personas, el término ‘edadismo’ no existe en todos los idiomas. Esto es un problema ya que dificulta la concienciación de la población sobre este fenómeno.
Hay otro problema paralelo y es que en países donde se habla un idioma que sí cuenta con un término específico y adecuado, el término no es conocido por la mayoría de la población. Esto es algo que hemos visto claramente en España. El idioma español sí cuenta con este término, pero ha sido solo en los últimos años en los que hemos empezado a ver un mayor uso de esta palabra, algo que ha culminado con su incorporación en la Real Academia Española y la Real Academia Galega a finales del año 2022. El lanzamiento del Informe Mundial sobre el Edadismo de las Naciones Unidas en el año 2021 ha sido clave para esta movilización.
Aunque esto supone un éxito en sí mismo, se precisa todavía mucha sensibilización en España sobre lo que significa el edadismo y lo que implica para la vida de las personas y para la sociedad en su conjunto. Se tiene que ver como lo que es: un problema de salud pública.
En otras partes del mundo quizá el primer paso será identificar una palabra para el edadismo que permita generar conciencia y cambio.
-¿Los mayores son conscientes de que ocurre en su vida cotidiana?
En muchos casos no. El edadismo es tan ubicuo y está tan ampliamente aceptado en la sociedad que muchas veces no lo cuestionamos, incluso cuando nos afecta directamente. Hay personas que llegan a interiorizar el edadismo hasta el punto de asumir que ese trato injusto en base a la edad es una parte inherente a la vejez y que no queda otra que aceptarlo. Esto lo he visto en España, pero también en muchos otros países donde he trabajado. La sensibilización de la población mayor será clave para que exista una mayor reivindicación por sus derechos, para hacer frente a la discriminación por edad y acabar con los estereotipos y prejuicios que minan la solidaridad y el entendimiento intergeneracional.
Pero el problema no es individual. A fin de cuentas, el edadismo autoinfligido es un reflejo de una sociedad edadista. Esta forma de edadismo dirigida contra uno mismo surge porque estamos expuestos a lo largo de la vida a una sociedad que nos bombardea con estereotipos y prejuicios negativos en base a la edad y que acepta la discriminación por edad. Por ejemplo, las personas no se dan cuenta de que la forma en la que concebimos y hablamos de la edad y del envejecimiento (expresiones como “te quejas más que un viejo”, o concebir el envejecimiento como un “problema”) perpetúan ideas erróneas e influyen en las políticas que apoyamos. Acabar con el edadismo implica eliminarlo de nuestras instituciones y relaciones y de rechazar estas ideas que nos autolimitan.
-Además de lo que ha estudiado al elaborarse este informe, habrá sacado algunas conclusiones personales de qué repercusiones van a venir en la sociedad por este problema…
Las repercusiones ya se están viendo y crecerán conforme envejezca la población mundial si no se toman medidas.
Ya estamos viendo que el edadismo acorta la vida, implica un peor estado de salud física (ej., eventos médicos agudos, trastornos crónicos) y mental (ej., depresión, deterioro cognitivo), acentúa el aislamiento social y la soledad, y reduce la calidad de vida cuando somos mayores.
Además, el edadismo supone un importante coste económico tal y como demuestran estudios realizados en el entorno laboral y sanitario.
Estas repercusiones son graves y si seguimos creando sociedades segregadas por edad que toleran el edadismo, llegarán a afectar a un número cada vez más grande de personas y tendrán un impacto cada vez mayor en nuestra economía.
En España, el 45% de la población reporta haber percibido discriminación hacia personas mayores y se estima que la población mayor crecerá de 9 a 12,8 millones entre el año 2021 y 2035, llegando a constituir el 26,5% del total de la población.
El edadismo ya es un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Si no se toman medidas ya, no solo perpetuaremos, sino que aumentaremos inequidades de salud, y nos perderemos todas las oportunidades que implica esta creciente longevidad.
-¿Qué políticas o recomendaciones son imprescindibles en este momento?
Las estrategias son tres y están al alcance de cualquier país.
La primera estrategia tiene que ver con la política y la legislación. Necesitamos que se desarrollen e implementen leyes y políticas que prohíban la discriminación y las inequidades en base a la edad. A nivel nacional, se aprobó el año pasado la Ley de Igualdad de Trato y no Discriminación (BOE-A-2022-11589 Ley 15/2022). Este fue un paso decisivo ya que dio por primera vez mayor entidad a la discriminación por edad dentro del ordenamiento jurídico español.
Aunque la ley ya ha entrado en vigor, queda todavía mucho para asegurar una adecuada implementación, estando algunas de sus medidas paradas, como la creación de una Autoridad Independiente para la Igualdad de Trato y la No Discriminación que vele por la adecuada implementación de esta ley. A nivel internacional sigue faltando una convención de las Naciones Unidas que proteja los derechos de las personas mayores.
La segunda medida son las actividades educativas. Esta estrategia está centrada en disipar ideas erróneas sobre la edad y el envejecimiento y en fomentar la empatía. Dado que el edadismo empieza muy temprano, las intervenciones educativas deberían estar presentes desde el jardín de infancia hasta la educación superior. Además, deberían considerarse intervenciones específicas en entornos institucionales como, por ejemplo, el entorno sanitario, el legal, o el laboral.
Por último, son imprescindibles las intervenciones intergeneracionales. Al ofrecer una oportunidad para que personas de diferentes edades compartan y aprendan juntas, este tipo de actividad puede contribuir al entendimiento mutuo, reduciendo prejuicios intergrupales y estereotipos.
En el Informe Mundial sobre el Edadismo incluimos ejemplos de diferentes países y elementos clave de estas tres estrategias que espero que estimulen el diseño e implementación de medidas similares en muchos otros lugares.
Informe: https://iris.paho.org/handle/10665.2/55871
FONTE: https://www.segg.es/