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Una sociedad invadida por el miedo a la vejez

  • Existen un gran número de tratamientos estéticos cuyo único propósito es atrasar los cambios físicos que produce el paso del tiempo
  • Las redes sociales promueven comportamientos que pueden relacionarse con la gerascofobia

 

En las redes sociales se han estado viralizando una serie de vídeos de personas del continente asiático en los que mujeres de 40 años se someten a una serie de cirugías faciales para intentar aparentar la mitad de su edad. Los comentarios en este tipo de publicaciones provienen de personas que manifiestan lo mucho que les gustaría tener la oportunidad de llevar a cabo ese tipo de trabajos estéticos en ellas para parecer más jóvenes. Esto nos muestra cómo, a pesar de que muchos admiten que la vejez es un lujo, los rastros físicos que va dejando en la piel de las personas no es algo que guste.

 

Desde la Asociación de Medicina Estética de Galicia (ASMEGA), aseguran que “muchos de sus socios consideran que sí que existe un miedo hacia envejecer”. El hecho de que el aspecto físico cambie drásticamente supone un problema para muchas personas. “Nuestro target son mujeres de entre 40 y 60 años”, aseguran.

 

Además, las mujeres no solo ven los efectos del paso del tiempo, sino que hay que tener en cuenta que sufren la menopausia. Esta hace que los cambios físicos sean notorios, como aumento de peso, piel seca y disminución en el tamaño del pecho. Esto sumado al propio paso del tiempo y aparición de más arrugas y rastros de la vejez, hace que desde ASMEGA noten que esta preocupación es mayoritariamente femenina.

Muchos tratamientos

No solo a nivel de cirugía estética hay una gran cantidad de tratamientos, sino que la propia medicina los facilita. “Tenemos para corregir las arrugas de expresión, la flacidez… La mayor parte de la gente se preocupa por las marcas que la vejez deja en la cara, no tanto en el cuerpo”, comentan desde ASMEGA.

Arturo X. Pereiro, profesor de la Facultad de Psicología de la USC y director de la Cátedra Cruz Roja-USC para la mejora de la calidad de vida de las personas mayores, señala que: “A vellez esperta na sociedade actual sentimentos de rexeitamento e as persoas, polo común, ven a vellez como algo indesexable”.

Y es que, mientras antes el contacto con personas mayores era constante, algo que aún sucede en zonas rurales, en contextos urbanos la relación con la vejez ha empezado a ser muy limitada: “É nestes contextos nos que a presión por aparentar ser máis novo é maior, o que parece estar aumentando o número de persoas que están dispostas a someterse a operacións quirúrxicas motivadas estéticamente cando aparecen os primeiros signos asociados ao proceso de envellecemento físico”, explica Arturo X. Pereiro.

Este tipo de comportamientos están muy ligados al hecho de vivir en una sociedad tecnológicamente avanzada en la que se valora lo nuevo, el cambio y todo lo que puede ser actualizado. Hacerse mayor no encaja con estos parámetros por lo que “más que un problema psicológico, el problema es de naturaleza sociológica”.

Redes sociales

No es extraño ver cómo influencers de entre 20 y 25 años se someten a todo tipo de tratamientos cuyo objetivo es atrasar el envejecimiento. También hay un gran número de clínicas dedicadas a las cirugías estéticas que se dedican a compartir imágenes del antes y después de sus clientas, personas que querían borrar los rastros de la edad, haciendo que muchas otras personas empiecen a sentir la necesidad de someterse a ese tipo de operaciones.

As redes sociais permiten intensificar e ampliar a exposición a modelos que ratifican crenzas. A información sobre o envellecementos nestas plataformas está fortemente sesgada cara a parte máis estereotipada e negativa. Isto súmase a que o funcionamento das redes dificulta que a persoa tome conciencia dos seus propios prexuízos porque ten acceso principalmente o contido co que é afín”, explica Arturo X. Pereiro.

Este contenido consigue potenciar el miedo irracional a envejecer, conocido como gerascofobia que, en casos extremos, hace que las personas que detectan cualquier mínimo indicio de envejecimiento experimenten altos niveles de ansiedad. Es sobre todo en el caso de las mujeres donde esto es más evidente, ya que “la mujer suele estar sometida a mayores niveles de vigilancia social”. Sin embargo, a pesar de ello y con el aumento de hombres que asisten a tratamientos y cirugías estéticas, tampoco es extraño observar en ellos este tipo de comportamientos.

Importancia de la imagen

Nuestra imagen personal parece tener cada vez más peso en nuestras vidas hasta el punto de que algunos son capaces de obsesionarse con cómo se ven y hacer cualquier cosa para alcanzar unos modelos estéticos irreales que, muchas veces, están promovidos por las redes sociales y campañas de publicidad.

A nivel social, es cada vez más evidente que la belleza se relaciona con el éxito y el poder. Teniendo esto en cuenta, hay que sumar a la situación que “las relaciones sociales siempre estuvieron muy mediatizadas por la apariencia física, pero en las últimas décadas su importancia parece haber incrementado considerablemente”.

Según señala el profesor Arturo X. Pereiro: “A nosa apariencia forma parte dun código comunicativo a través do cal transmitimos información aos demais sobre quenes somos ou queremos ser”.

El hecho de aparentar menos edad, ya sea a través de la ropa, el comportamiento o cirugías estéticas “tiene sentido en la medida en la que tratamos de apropiarnos de aquello que creemos que los demás predicen como más deseable, atractivo o competente”. Sin embargo, en el momento en el que una persona está dispuesta a cambiar toda su apariencia para aparentar ser unos años más joven se puede estar hablando de un verdadero problema.

Adriana Quesada

FONTE: https://www.elcorreogallego.es/ 

 

FOTO DE CAPA: https://pixabay.com/pt/

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