El edadismo, entendido como la discriminación basada en la edad, es una lacra social profundamente arraigada en nuestra sociedad. Se manifiesta a través de prejuicios y estereotipos que afectan a las personas mayores, limitando su participación en diversos ámbitos, incluyendo el laboral. Como sociólogo especializado en marketing y experiencia de cliente, y autor de un libro reciente sobre empatía, considero crucial y urgente abordar este tema desde una perspectiva inclusiva que promueva la valoración de la experiencia y el potencial de las personas mayores en todos los ordenes de la sociedad.
El edadismo es una lacra: prejuicios y estereotipos
El edadismo se presenta en forma de prejuicios infundados que desvalorizan a las personas mayores. Se les etiqueta como menos capaces, menos inteligentes o menos motivadas simplemente por su edad. Sin embargo, es vital desmitificar estas ideas y reconocer que la edad no determina la capacidad, la inteligencia ni el compromiso de una persona.
Un estereotipo común es que las personas mayores son y están menos comprometidas y tienen menos ilusión. La realidad es que las personas mayores a menudo reaccionan con desapego cuando se ven ignoradas o subestimadas. Estudios estadísticos han demostrado que no hay diferencias significativas en la motivación laboral según la edad. De hecho, los trabajadores sénior suelen ser más leales y comprometidos.
Otro tópico extendido es la supuesta decadencia intelectual asociada a la vejez. Aunque algunas capacidades, como la memoria y la velocidad de procesamiento, pueden verse afectadas, estas se compensan con la experiencia y la sabiduría acumulada. Las habilidades verbales y el buen juicio, por ejemplo, no disminuyen significativamente con la edad y, en algunos casos, mejoran.
A continuación, se presenta una tabla que desmiente algunos de estos estereotipos:
Estereotipo | Realidad |
Desasimiento, descompromiso o desvinculación. Menos ilusión | Las personas mayores suelen reaccionar con desapego cuando se ven ignoradas o subestimadas. Estudios evidencian que no hay diferencias significativas en la motivación laboral por criterio de edad |
Decadencia intelectual | Aunque algunas capacidades pueden disminuir, se incrementan habilidades como el buen juicio y la inteligencia emocional |
Incapacidad para asumir retos, especialmente tecnológicos | Las personas mayores pueden desarrollar nuevas habilidades y gestionar eficazmente situaciones inesperadas, gracias a su experiencia y capacidad de análisis |
Menos energía e ilusión | Las personas mayores pueden realizar actividades mentales con la misma capacidad que los jóvenes, y las startups dirigidas por mayores de 45 años tienen tasas de éxito mayores |
Quitan empleos a los jóvenes | Las personas mayores crean empleos. Su participación activa en la economía genera nuevos puestos de trabajo y aumenta los ingresos promedio de los jóvenes. |
Más caros | Muchos seniors estarían dispuestos a ganar menos a cambio de tiempo, y aportan más valor en menos tiempo debido a sus redes de contactos y conocimiento acumulado. |
Combatir los prejuicios y promover la inclusión
Para combatir el edadismo es fundamental promover políticas y prácticas inclusivas que valoren y respeten a las personas mayores. Esto implica fomentar la educación intergeneracional, promoviendo la convivencia entre diferentes generaciones y desafiando los prejuicios tanto en el ámbito público como en el privado.
Desde mi perspectiva como sociólogo, es esencial aplicar la empatía en la relación con los clientes mayores. La empatía nos permite entender y valorar las necesidades y expectativas de las personas mayores, creando experiencias de cliente más inclusivas y satisfactorias. Esta empatía debe traducirse en acciones concretas que desafíen el edadismo y promuevan un entorno laboral y social más justo.
También es de rigor reconocer: a veces no son prejucios; son juicios. Por ejemplo, considero que el ejemplo de la presidencia de Estados Unidos no es positiva. Sería un prejuicio edadista decir que Biden no sirve por mayor para ser presidente de Estados Unidos. Mas no sería un prejuicio, sino una realidad, a mi juicio, objetiva reconocer que, a veces, la edad, trae la pérdida de capacidades y de independencia y eso no es edadismo, es el reconocimiento de que en gerontología se sabe que, por desgracia, algunas personas llegan en plenitud a sus ochenta y pico. Y otras, no. Y eso no es edadismo. Es una realidad incontrovertible, que ojalá no lo fuera. Pero lo es.
Una sociedad que perpetúa el edadismo se perjudica a sí misma al privarse del potencial y la contribución de las personas mayores. Es hora de adaptar nuestro entorno social para fomentar la convivencia intergeneracional y reconocer el valor de cada individuo, independientemente de su edad. Solo así lograremos construir una sociedad más inclusiva y equitativa para todos.
En resumen, debemos combatir el edadismo con datos estadísticos y evidencia que desmitifique los estereotipos negativos asociados a la vejez. La sociología y la demografía nos ofrecen herramientas para entender mejor estas dinámicas y promover una sociedad donde todos, sin importar su edad, tengan las mismas oportunidades de contribuir y prosperar.
FONTE: 65YMAS